--Companero, ?que hacemos?[62-8]--pregunto el otro, medio
conmovido con mis palabras.
--iEs muy sencillo! (repuso el primero.) iMira!
25 Y sin darme tiempo, no digo de evitar, sino de prever sus
movimientos, descerrajo un tiro sobre el corazon del polaco.
Iwa me miro con ternura, no se si antes o despues de morir.
Aquella mirada me prometio el cielo, donde acaso estaba ya
el martir.
30 En seguida los soldados me dieron una paliza con las baquetas
de los fusiles.
El que habia matado al extranjero, le corto una oreja, que
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